Recuerdo un tiempo cuando al MPN no le hacía falta bravuconear que iba a ganar las elecciones. Las ganaba y listo. Todo el mundo sabía que iba a ser así. Era un tiempo de dirigentes partidarios queridos, respetados, inteligentes y honestos.
Pero ya no es así. Los de ahora no son ni queridos, ni respetados, ni inteligentes, ni honestos y una parte importante de nuestro pueblo se da perfecta cuenta de ello. Dice usted Gobernador, que nos va a ganar a todos. PURA SOBERBIA. Usted nunca les ganó a todos, nunca nadie les ganó a todos. Ni siquiera Dios podría decir tamaña frase.
En el mejor de los casos, señor Gobernador, usted podrá ganar la voluntad de algunos. Y lo que vamos a discutir en las urnas es cuántos son sus algunos y cuántos somos los otros.
Mire si será inoportuna y torpe su frase “Vamos a Ganarles a todos”, cuando usted acaba de perjudicarnos a todos, ordenando votar la ley de hidrocarburos que usted mismo ayudó a redactar sacrificando la dimensión de progreso de nuestra provincia y de nuestro pueblo, solo para caerle simpático a sus amiguitos de Puerto Madero.
Pero ya no es así. Los de ahora no son ni queridos, ni respetados, ni inteligentes, ni honestos y una parte importante de nuestro pueblo se da perfecta cuenta de ello. Dice usted Gobernador, que nos va a ganar a todos. PURA SOBERBIA. Usted nunca les ganó a todos, nunca nadie les ganó a todos. Ni siquiera Dios podría decir tamaña frase.
En el mejor de los casos, señor Gobernador, usted podrá ganar la voluntad de algunos. Y lo que vamos a discutir en las urnas es cuántos son sus algunos y cuántos somos los otros.
Mire si será inoportuna y torpe su frase “Vamos a Ganarles a todos”, cuando usted acaba de perjudicarnos a todos, ordenando votar la ley de hidrocarburos que usted mismo ayudó a redactar sacrificando la dimensión de progreso de nuestra provincia y de nuestro pueblo, solo para caerle simpático a sus amiguitos de Puerto Madero.
Dice usted que se viene una marea azul. Yo creo en cambio que los azules están mareados. Usted presiente que llega a su fin. Y mucha gente presiente el cambio. Le recomiendo leer las encuestas.
Le digo entonces, voy a enterrar la lapicera con la que usted humilló y pretende empobrecer a este pueblo, y dé por descontado gobernador que lo ESPERO en el día y mes que usted disponga para enfrentarlo en las urnas, y para recordarle en esa misma noche, que no hay en la historia de la humanidad un soberbio tan ignorante como para creer que se les puede ganar a todos.
Está en juego el futuro de Neuquén y hay dos modelos en pugna. Uno servil y entreguista que representará Gutiérrez en su nombre y otro digno y valiente que construiré de la mano de decenas de miles de neuquinos. Así están las cosas Gobernador, servilismo o dignidad. Gutiérrez o Quiroga.
Horacio “Pechi” Quiroga
