Marines en la Patagonia - Piedra OnLine

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viernes, 29 de septiembre de 2017

Marines en la Patagonia



Un ejercicio militar bilateral con marines de los EE. UU. patrullando la Patagonia se suma a las decisiones de abrir las fronteras a las tropas extranjeras implementadas por el presidente Mauricio Macri. El entrenamiento en el manejo de aviones comprados hace 25 aƱos por la Armada es la excusa. Pero se desconoce quƩ equipamientos traerƔn los 2 aviones que usarƔn los norteamericanos y cuƔl es su verdadero objetivo.

Tropas extranjeras patrullarĆ”n el litoral marĆ­timo de la provincia donde desapareciĆ³ hace casi dos meses el joven Santiago Maldonado. Treinta tripulantes de la US Navy estadounidense instruirĆ”n durante los meses de septiembre y octubre a pares argentinos en la base aeronaval “Almirante Zar”, de Trelew, y en la base aeronaval “Comandante Espora”, de BahĆ­a Blanca, en el uso del aviĆ³n P-3 C OriĆ³n, una nave que fue adquirida por la Armada argentina en los aƱos 90 por su ductilidad para el monitoreo de actividades ilegales, como la pesca furtiva o el contrabando narcĆ³tico por alta mar.

El ejercicio combinado “CormorĆ”n” tiene media sanciĆ³n parlamentaria, se aprobĆ³ en Senadores y en la CĆ”mara baja tiene despacho de comisiĆ³n aunque el bloque del Frente Para la Victoria votĆ³ en disidencia, por un proyecto de Ley que el Ejecutivo, previa preparaciĆ³n “tĆ©cnica” del ministro de Defensa Oscar “milico” Aguad, tirĆ³ por la ventana a fines de agosto en la CĆ”mara Alta. La metĆ”fora tomada del “diccionario” de Patricia Bullrich refiere a la escasa y ambigua enumeraciĆ³n de argumentos volcadas en el proyecto de ley para justificar un acuerdo de cooperaciĆ³n militar que, ademĆ”s de poner en riesgo los presupuestos de la Ley de Defensa Nacional, que restringe el uso de las Fuerzas Armadas en polĆ­ticas pĆŗblicas seguridad, implica un fuerte realineamiento de nuestra polĆ­tica internacional de defensa.



En principio, el objetivo del proyecto de ley se justifica en un pedido realizado a principios de este aƱo por el Agregado Naval de la Embajada de Estados Unidos en Argentina, quiĆ©n “ofreciĆ³ traer al paĆ­s dos aviones P- 3 C OriĆ³n con la finalidad de intercambio de experiencias”. Ahora bien, ¿En quĆ© tipo de ejercicios disuasorios debe capacitarse la Armada argentina bajo el tutelaje doctrinario estadounidense?

Un experto del ministerio de Defensa que prefiere no dar su nombre porque teme quedar expuesto ante sus autoridades, comenta, especĆ­fica que: “El Orion P3C es la versiĆ³n militar del aviĆ³n de pasajeros turbohĆ©lice Lockeed Electra y es, bĆ”sicamente, una aeronave de patrullaje marĆ­timo, reconocimiento visual y electrĆ³nico y guerra antisubmarina, que puede equiparse con torpedos, bombas y cargas de profundidad para esa Ćŗltima actividad. EstĆ”n en servicio hace mucho tiempo en muchas Armadas del mundo y es un aviĆ³n polivalente muy funcional”. Polivalente parece ser la palabra clave. Veamos, entonces, en detalle el proyecto de ley enviado por el ministro “milico” Aguad: “Este intercambio contribuye a la formaciĆ³n de instructores en las distintas Ć”reas del conocimiento especĆ­fico de utilizaciĆ³n de este tipo de aeronaves para tratar de mantener el grado de preparaciĆ³n e incrementar el adiestramiento individual y combinado, que resulta trascendental para poder utilizar, cuando sea necesario, a la Armada argentina como instrumento de disuasiĆ³n y de presencia de la polĆ­tica exterior de la NaciĆ³n (sic)”. El pasaje mĆ”s significativo del proyecto de ley comprende 65 palabras, 435 caracteres y ninguna especificidad significativa.

Sin embargo, el pasaje mĆ”s polĆ©mico del proyecto de ley estĆ” al momento de aclarar el costo del ejercicio combinado: 90 mil pesos. Es decir, treinta tripulantes estadounidenses y diecisĆ©is tripulantes argentinos realizarĆ”n una capacitaciĆ³n de patrullaje marĆ­timo durante dos meses y el gobierno de Mauricio Macri se arroga la proeza de gastar solo dos mil pesos diarios por tripulante en tĆ©rminos presupuestarios. A razĆ³n de algo mĆ”s de treinta pesos por dĆ­a por tripulante, un monto que no garantiza el expendio de un pebete y una gaseosa para cada marine, el gobierno de Macri advierte que destinarĆ” recursos homeopĆ”ticos para consumar un acuerdo de cooperaciĆ³n militar que puede violar nuestra Ley de Defensa Nacional y que, ademĆ”s, le pone fajina y rigor militar a las actuales relaciones carnales con los Estados Unidos.
Contextos

Nuestras Voces consultĆ³ a la especialista Rut Diamint, profesora de Seguridad Internacional en la Universidad Torcuato Di Tella (UTDT), y a la Senadora nacional por la provincia de Chubut Magdalena Odarda, la legisladora del Frente Progresista CoaliciĆ³n CĆ­vica- ARI fue la Ćŗnica parlamentaria, junto a la chaqueƱa MarĆ­a InĆ©s Pilatti Vergara del Frente Para la Victoria, que se opusieron a la aprobaciĆ³n del ejercicio combinado durante el reciente debate en el Senado, para tratar de comprender quĆ© tendrĆ”n en la mira los tripulantes argentinos y estadounidenses durante el entrenamiento bilateral conjunto que harĆ”n en la Patagonia.

“La soberanĆ­a polĆ­tica en la Patagonia hace rato que estĆ” en riesgo. AdemĆ”s, la reciente desapariciĆ³n de Santiago Maldonado durante una protesta social que pone en tela de juicio la protecciĆ³n soberana de nuestras tierras es un aditamento mĆ”s de lo anterior. En resumen, el ingreso de tropas extranjeras no harĆ” mĆ”s que seguir encendiendo el fuego y crispando aĆŗn mĆ”s el clima social en Chubut”, advierte Olarda y acto seguido agrega dos cuestiones que exponen la vulnerabilidad de la soberanĆ­a territorial argentina en el sur: “En la localidad de Sierra Grande, sobre la costa rionegrina, el empresario Joseph Lewis posee un aeropuerto de grandes dimensiones, similar en tamaƱa al de San Carlos de Bariloche. En el otro extremo de la misma provincia, el mismo seƱor tiene amurallado al Lago Escondido, donde tambiĆ©n quiso emplazar un aeropuerto. Esos hechos hieren la ley de fronteras porque, como todos sabemos, el Estado debe resguardar con restricciones severas nuestras zonas limĆ­trofes. En ese contexto, el ejercicio combinando CormorĆ”n profundiza la desprotecciĆ³n de nuestro territorio y de nuestros valiosos recursos naturales”.

Rut Diamint entiende, por su parte, que la decisiĆ³n tomada por la reciĆ©n estrenada gestiĆ³n de Aguad en Defensa profundiza el giro copernicano, en relaciĆ³n con la concepciĆ³n doctrinaria autĆ³noma adoptada por los gobiernos de NĆ©stor Kirchner y Cristina FernĆ”ndez, dado en su momento por el radical riojano Julio MartĆ­nez. “Me parece significativo y preocupante el acuerdo. El ejercicio conjunto en la Patagonia toma como valedera, bĆ”sicamente, la polĆ­tica de defensa continental que viene proponiendo Estados Unidos desde mediados de los noventa. El gobierno norteamericano insiste en suplir la supuesta falta de misiĆ³n operacional de nuestras Fuerzas Armadas, en la medida de no enfrentar amenazas o conflictos bĆ©licos tradicionales, involucrĆ”ndolas en tareas de seguridad que, en Argentina, no les corresponde por legislaciĆ³n. El Comando Sur justifica ese viraje advirtiendo que la ineficiencia y corrupciĆ³n de los cuerpos policiales no pueden intervenir con Ć©xito en la lucha contra el crimen organizado, el narcotrĆ”fico o el terrorismo. Por eso mismo, Estados Unidos propuso en su momento renovar la Junta Interamericana de Defensa (el cuerpo interamericano que pregonĆ³ la doctrina de seguridad nacional) en una Junta Interamericana de Defensa y Seguridad. Por suerte, la oposiciĆ³n del anterior gobierno argentino y otras administraciones sudamericanos lograron frenar esa propuesta”, opina la especialista de la UTDT.

Por Ćŗltimo, la profesora Diamint considera que: “MĆ”s allĆ” de la cuestiĆ³n legal, una buena parte de la academia en defensa y los propios datos de la realidad demuestran como errĆ³nea dicha hipĆ³tesis de trabajo. El desplazamiento de los EjĆ©rcitos de la regiĆ³n para actuar en la agenda pĆŗblica de seguridad, como se ha visto principalmente durante los Ćŗltimos aƱos en MĆ©xico y los paĆ­ses de CentroamĆ©rica, solo ha incrementado una criminalizaciĆ³n excesiva de las poblaciones civiles que quedan envueltas en el radar de acciĆ³n de las fuerzas de seguridad. Recordemos, ademĆ”s, que Estados Unidos no utiliza ese enfoque, en el sentido de incorporar a sus Fuerzas Armadas en temas de seguridad, a nivel domĆ©stico. Repito, nuestros cuerpos castrenses estĆ”n equipados y entrenados para enfrentar o prevenir el curso de amenazas tradicionales. Torcer el curso de su agenda de trabajo solo puede conducir a equĆ­vocos o intervenciones fallidas que en la regiĆ³n ya se han pagado con mucha sangre de gente inocente”.

La fuente consultada en Defensa considera como improbable que la llegada de los P- 3 C OriĆ³n tenga como misiĆ³n abortar la llegada de cargamentos ocultos de cocaĆ­na en barcos comerciales; que es, por otra parte, el canal comercial mĆ”s utilizado a nivel global por los grupos narcos como grĆ”fica el escritor italiano Roberto Saviano en su recomendable crĆ³nica ZeroZeroZero. “No creo que la operatividad de estos aviones sea la mĆ”s adecuada para el control del narcotrĆ”fico; entre otras cosas, porque el AtlĆ”ntico Sur no es escenario de transporte de sustancias ilegales en lanchas rĆ”pidas y barco camuflados como lo es el Caribe o el Golfo de MĆ©xico. Me parece que los gringos vienen por dos cosas: uno, porque dentro de lo que se denomina en la jerga castrense ejercicio de oportunidad les quedaba bien pautar una escala en Argentina en el marco de su gira continental; dos, en unos meses Argentina va a ser sede de la cumbre del G 20. Van a estar los tipos mĆ”s poderosos del mundo y Macri va a ser lo posible para que no falle la seguridad pero, por supuesto, EE.UU. va a tener la primera palabra en ese tema. Cuando fue la Cumbre de las AmĆ©ricas en Mar del Plata, (George) Bush se trajo su propio portaaviones. Para mĆ­ que los gringos aprovechan el ejercicio para empezar a monitorear la zona”, arriesga.

Por lo pronto, el primer ejercicio militar conjunto con tropas extraterritoriales en suelo argentino desde el aƱo 2009 moviliza muchas hipĆ³tesis y ninguna certeza. La discusiĆ³n, fuera de los grandes medios, estĆ” en pie. El Senado ya le dio su aprobaciĆ³n pero resta el debate en Diputados. Veremos cĆ³mo se pronuncian los bloques legislativos mĆ”s representativos en un tema tan sensible como la soberanĆ­a territorial.